Cuando iniciamos un proceso psicoterapeútico, el objetivo general suele estar vinculado con contener y aliviar el malestar y sufrimiento de la persona , para poder después, trabajar en la mejora de su calidad de vida y potenciar su crecimiento personal. Hay que tener en cuenta que cada persona es única e irrepetible, tiene sus propios ritmos y particularidades. Todos tenemos nuestras propias metas y aspiraciones.

Cuando trabajo me gusta proporcionar un trato cercano y profesional. Abrir un espacio donde la persona pueda sentirse cómoda y tranquila para explicar y hablar de aquello que la inquieta y que la motiva a pedir ayuda. Este espacio se crea con el acompañamiento y el trabajo conjunto. El cual vamos construyendo de forma progresiva sesión a sesión, donde la palabra, la escucha y el compromiso ocupan un papel protagonista.

Esta tarea de ir dando luz a lo hasta ahora incomprendido es delicada, requiere tiempo y no es un camino en línea recta.