IDEAS OBSESIVAS
Los pensamientos son una parte muy importante de nosotros mismos. Están muy vinculados con nuestras emociones, con nuestro cuerpo, con nuestra forma de expresarnos verbal y no verbalmente; en definitiva, tienen una fuerte vinculación con la manera en que vivimos.
Resulta fundamental para nuestro bienestar poder encontrar una coherencia, un hilo conductor entre nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestros actos.
Pero esta cadena, no siempre funciona de manera fluida. A veces, sin poder entender muy bien por qué, nos encontramos dominados por nuestros pensamientos, nos asustan, nos preocupan, nos cohíben y nos condicionan.

ES ENTONCES CUANDO NO PODEMOS FLUIR…
IDEAS OBSESIVAS
Entramos en conflicto con nosotros mismos, una parte de nosotros quiere sentirse libre y otra siente que tiene que obedecer ciertos mandatos que la atormentan.
Ante este dilema, nos volvemos rígidos, severos, además de dubitativos y rumiativos. No entendemos por qué nos vienen determinadas ideas a la cabeza y, esa sensación de descontrol nos hace buscar un control desesperadamente. Tal vez puedes sentirte identificado con un planteamiento de este tipo: “Si no leo todos los números de una calle mientras voy en el autobús, enfermaré gravemente”.
A este tipo de acciones que hay tras estos pensamientos, las llamamos compulsiones. Pueden generar un alivio inicialmente, pero es sólo momentáneo ya que, generalmente, se consolidan en forma de ritual y nos impiden vivir de una forma más libre.
EL PROCESO TERAPÉUTICO
Durante el proceso terapeútico, el trabajo de fondo será poder conectar la cadena de la que hablábamos al principio: emociones-pensamientos-acciones.
Para ello, hemos de entender qué es lo que nos está impidiendo dejarnos llevar, aprender a confiar en nosotros mismos y aceptar y familiarizarnos con nuestro YO más profundo.