Una crisis, es un fenómeno relativamente normal, es una señal de que estamos vivos y podemos sentirnos en conflicto, en desequilibrio.

Ana Porras La Crisis les a Perra de un amigo

Cuando empecé a pensar sobre este artículo, pensaba en la idea de poder dar una respuesta a lo que significa la palabra crisis. Después empecé a pensar sobre la palabra amigo, y sobre la amistad. Luego pensé que existen también las crisis en la amistad.

Decía un artículo publicado en internet que, una crisis es un proceso de inversión excesiva y equivocada. “Esto que se ve en los pisos también pasa en otras inversiones, porque muchos empresarios han expandido su actividad y después se han encontrado con que no pueden colocar lo que han producido”. “Eso es una crisis”, afirma el artículo.

No sé si la definición es la más correcta, pero sí que me hizo pensar que, cuando uno está en crisis (con la pareja, con la vida, con un amigo...) con frecuencia, hace inversiones excesivas y puede que, a veces, también equivocadas. Construimos peleas, luchas por buscar culpables, reproches y frustraciones que no sabemos dónde colocar. No encontramos compradores para nuestras emociones. No las podemos colocar ni sabemos cómo “venderlas” y, a nosotros se nos hace imposible poder asumirlas en algunos momentos.  

Sin embargo, una crisis, es un fenómeno relativamente normal, es una señal de que estamos vivos y podemos sentirnos en conflicto, en desequilibrio; Es más, sin crisis, sin un mínimo de tensión no podemos vivir.

La historia en general y, cada una de nuestras biografías en particular, están sembradas de momentos de encrucijada, de conflictos, de cambios, pero, también de elecciones y decisiones que posibilitaron esos cambios.

Una crisis no tiene por qué significar retroceso, también puede significar crecimiento

Es cierto que, para poder vivirlo así, uno tiene que estar dispuesto a una tarea nada sencilla, “renunciar”. En cada decisión que tomamos, perdemos unas cosas y ganamos otras, pero nunca lo tenemos todo. Pocas veces, existen las decisiones ideales, las salidas de las crisis “perfectas”. Si no aceptamos esto, estaremos permanentemente en crisis, en una búsqueda que nunca llegará a su fin.

Querer aquello que decidimos

Podemos decidir vivir o no en pareja, dejar un trabajo por otro, cambiar o no a una casa más pequeña cuando nuestros hijos se independizan. Casi cualquier cosa puede estar “bien o mal” porque no se trata en realidad de eso. Más que acertar o fallar en nuestra decisión, se trata de “querer” aquello que decidimos, de aceptar y “darle amor” a nuestras decisiones para poder sentirnos empoderados.

Por otro lado, hay cambios que, a veces no vienen provocados por nosotros, hay decisiones que otros toman, o acontecimientos que surgen, que nos impactan. Pero, hasta en estos casos, tenemos la opción de hacer algo. Desde entender y asumir, hasta buscar alternativas o sugerirle al otro que reconsidere su decisión. Hay opciones infinitas. Se trata de hacer de ese infinito, nuestro finito, de buscar nuestra manera de salir de las situaciones.

Crisis, la perra de un amigo

Volviendo al título del artículo, Marcos, decidió llamar Crisis a su recién nacida perra y, de alguna forma, exteriorizar lo que sentía sin darse cuenta. Cuando Crisis llegó, muchas cosas estaban desordenadas en su vida. Sentía que, en los últimos años, había hecho grandes inversiones y esfuerzos sin muchos resultados. Sin embargo, fue encontrando la forma de irlas haciendo suyas, de darles cariño. Decidió, por ejemplo, que quería vivir con Crisis porque se sentía acompañado y, aceptó así que, los viajes, a partir de entonces, siempre serían a entornos rurales o donde aceptasen mascotas. Ganó unas cosas y renunció a otras.

Tal vez esto, también tuvo que ver con que, finalmente, conservara su trabajo de toda la vida, donde no gana todo el dinero que le gustaría, pero se siente tranquilo. Tomó algunas decisiones con respecto a su pareja, dejó pasar otras. Aceptó que, a veces, el tiempo es necesario y poco a poco, esa sensación de crisis fue pasando. Evolucionó tal vez.

Quizás, por eso, ahora Crisis también responde cariñosamente al nombre de Cris, como Marcos la llama últimamente.

La perra de un amigo se llama crisis