VACÍO O INESTABILIDAD EMOCIONAL

La ilusión tiene un papel primordial en nuestro desarrollo, especialmente en la primera infancia. Gran parte de un psiquismo adaptativo funciona gracias a la ilusión. Es importante poder saber cómo fuimos de niños porque nos dará información y respuestas a dilemas actuales. Las ansiedades de la infancia son hirientes y desbordantes y la ilusión ayuda a aliviarlas. Permite cicatrizar heridas. La capacidad de crecer con ilusión, de que nos ayuden y nos permitan crearla, resulta fundamental.

Hay veces en la que esto no es posible, porque por diversos motivos, no tenemos la oportunidad de ser niños libres, de sentirnos diferenciados del resto de personas con las que nos relacionamos, especialmente de nuestra familia de origen. Vamos creciendo sin poder tener por nosotros mismos una sensación de sujetos.

Esto, va gestando un fondo de inestabilidad en nosotros que puede traducirse en un sentimiento de vacío. Nos falta una base de seguridad, de contención emocional, que impide que podamos representar, dar sentido a nuestras experiencias e ir dando forma y autenticidad a nuestra personalidad.

Ana Porras Señales vacío o inestabilidad emocional

NOS VOLVEMOS PREVISIBLEMENTE IMPREVISIBLES, CON NOSOTROS MISMOS Y CON LOS OTROS…

VACÍO O INESTABILIDAD EMOCIONAL

Si esto sucede, generalmente, presentaremos dificultades para integrar nuestras diferencias, nuestras flaquezas y fortalezas porque no nos sentimos diferenciados como sujetos, podemos tener dudas de cómo y quiénes somos realmente. Nos percibimos de una forma segmentada y contradictoria. En la relación con los otros, probablemente, nos costará tolerar la separación, pero a veces rechazaremos el acercamiento.

Naturalmente la constitución y desarrollo de nuestro psiquismo y nuestra personalidad, dependerá del grado en que se dé “el exceso” o “la falta” de contención de la que venimos hablando, así como de la condición interna de cada uno de nosotros, de nuestras experiencias y de nuestro entorno.

En algunos casos, puede primar la sensación de desbordamiento, dándose situaciones de descontrol que no podemos frenar (especialmente tras un acontecimiento que sentimos como desagradable: un desacuerdo, una injusticia…) Son frecuentes los cambios repentinos de nuestro estado de ánimo y la tendencia a actuar sin poder pensar, a la impulsividad.

En otros casos, y de forma inconsciente, construimos un “muro psíquico” para intentar contener nuestros impulsos, para intentar que no nos duela la vida. Aparentemente funcionamos con cierta normalidad, pero en realidad estamos desconectados de ella. A veces, puede tener efecto de caparazón y servirnos para aparentar cierta seguridad o incluso superioridad con respecto a los otros. Puede que una parte de nosotros crea que no nos afectan las cosas, en un intento de de enterrar nuestras ansiedades infantiles y conflictos internos. Sin embargo, estos emergerán de alguna forma para avisarnos.

De una u otra manera, se da una insaciable búsqueda por sentirnos completos, que nunca llega y alberga un profundo dolor, aunque no siempre sea manifiesto…

Es a través de un afecto seguro, de una libertad, de un sentimiento de pertenencia, de un crecer confiando en nuestras posibilidades y, de la mano de las oportunidades y limitaciones que ofrece la vida, cuando podemos crear memoria, historia interna, representación modulada y enriquecida de nuestras experiencias. De ello nos vamos nutriendo para ir entendiendo como sujetos que, a veces podremos conseguir unas cosas y otras no, que hay cuestiones que están permitidas y otras a las que tenemos que renunciar, pero, que no por ello somos más o menos válidos. Esto, no es más que el fiel, pero no fácil, contacto con la vida y con la realidad.

DURANTE EL PROCESO TERAPÉUTICO

Habremos de buscar la forma de crear recursos internos, de practicar la contención, la tolerancia, la distancia y la cercanía, tratando de que la vida nos resulte lo más “amable” posible.

Durante el Proceso Terapéutico buscaremos la forma de crear recursos internos.

CONTACTA CONMIGO

Será un placer trabajar juntos.